A fines de la década de 1930 se hacía evidente la obsolecencia del material rodante tranviario en servicio en la ciudad
de Buenos Aires, y la consecuente necesidad de incorporar nuevos diseños que incluyeran los adelantos propios de la década
que estaba por iniciarse.
Quizás entendiendo éste concepto, la Compañía Tramways Anglo Argentina puso en servicio dos coches prototipos
con un novedoso diseño de carrocería; los mismos se numeraron inicialmente 101 y 102 y fueron construídos por la Compañía
de Talleres Industriales de Transportes y Afines (C.A.T.I.T.A.) en 1938.
Se trataba de unidades operadas con pedales, del denominado tipo "PCC" utilizado exitosamente por los
norteamericanos, y se anunciaban como los pioneros de una nueva generación de tranvías que en breve comenzarían a construírse,
pero meses después las empresas tranviarias pasarían a integrar la "Corporación de Transportes de la Ciudad
de Buenos Aires" (CTCBA), y sólo existirían éstos dos prototipos que serían renumerados por el nuevo ente como
1191 y 1192.
Tenían una longitud de 10,40 metros y un peso de 10,5 toneladas estando equipados con 40 asientos y pintados de
color amarillo marfil.
A éstos prototipos se agregarían en 1942 otros tres introducidos ya por la Corporación, y también construídos
por C.A.T.I.T.A. los números 371 al 373 también del tipo "PCC" pero ésta vez de dos pisos,
reeditando a los antiguos coches "imperiales" que circularon en los primeros años del siglo XX.
Estos tenían una longitud de 11 metros y pesaban 20,4 toneladas, estando dotados de un total de 72 asientos. Su
altura total era de 4,72 metros.
Al comienzo de los años cincuenta con el transporte nacionalizado, éstos nuevos "imperiales" fueron retirados del servicio,
en tanto que los CATITA PCC 1191 y 1192 llegaron a los últimos días del tranvía porteño, luciendo el color aluminio.